18 diciembre 2009

NUCLEAR SI.


QUE NOS DEJEN RESPIRAR...

En los últimos años hemos sufrido un agresivo torpedeo informativo por parte de ciertos grupos ecologistas en relación a las emisiones de radiactividad de las centrales nucleares. Y digo "torpedeo informativo ", porque se han dedicado a amedrentar a los ciudadanos con los "daños irreparables" causados por la energía nuclear.

Sin embargo, debemos informarnos y valorar en su justa medida las consecuencias de la radiación ionizante que recibimos cada persona.
Pongamos números a nuestro día a día.

Un 87% de la radiación asimilamos es de origen natural, y cada español recibe la mitad de la dosis máxima permitida por la OMS. El 13% restante es radiación artificial, la recibimos de radiografías médicas, televisiones, detectores de humos, viajes en avión, etc, y solo el 1% de este 13% la recibimos de la presencia de centrales nucleares productoras.

Debemos de hablar de la radiación ionizante como algo presente en nuestras vidas y en nuestro organismo desde el principio de los tiempos, presente perennemente en la naturaleza cuando ni siquiera existía la raza humana.


Si atendemos a nuestro organismo, tenemos fisiones de núcleos radioactivos constantemente. Por ejemplo, cada hora en nuestros pulmones, desaparecen 30000 núcleos de isótopos radiactivos presentes en el aire que respiramos. Entre latido y latido de nuestro corazón se desintegran 10.000 núcleos y ¡atención!, para los aficionados gastronómicos, diré que un chuletón de kilo en la sidrería nos proporciona 90 desintegraciones por segundo de radio-226. 


Fuera de la fisión en nuestro organismo, estamos rodeados de iones radiantes, los propios materiales de construcción con los que están hechas nuestras casas, maderas, hormigón y ladrillos, emiten de forma continua radón, en el equivalente a 15.000 desintegraciones por segundo y metro cúbico.

Y ¡ojo!, en los yacimientos naturales ricos en uranio con altas concentraciones de radón, podríamos llegar a recibir radiaciones, equivalentes en daños, a fumar 140 paquetes de tabaco al día, sin embargo recibieron 10 veces menos los evacuados en Chernóbil en el 1986 después del accidente nuclear.



En definitiva la tierra es radioactiva y nosotros también lo somos. Exagerar y manipular "desinforma", nos arrastra hacia el retroceso tecnológico y económico, resta calidad de vida a los españoles, aumenta sus facturas de forma desmesurada e innecesaria y crea a España una dependencia energética inadmisible de otros países... como Francia.



Una de cada 2000 personas que mueren, lo hacen por el cáncer consecuencia de la radiación de su propio cuerpo, y esto es inevitable, igual que lo es que el oxígeno nos dé la vida, y a la vez nos queme por dentro progresivamente.


¿Regulará Zapatero por Ley el consumo de oxígeno?,